Gabriela De Castro
(1992. Actualmente vive en Bogotá) Es maestra en Artes Visuales con énfasis en expresión plástica de la Pontificia Universidad Javeriana. En la actualidad se encuentra trabajando como artista, mediadora, escritora e investigadora. Sus intereses y procesos están relacionados con el espacio y cómo este ha sido construido socialmente, generando diferentes imaginarios basados en documentación, archivo y exploraciones matéricas. Ha participado en exposiciones colectivas como “La Pedrada” (Beca Programación de Artes Plásticas en Bogotá Red Galería Santa Fe de IDARTES y el colectivo La Examinadora, 2018) y “Habitar y Resistir” (Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Artes, Semillero de creación e investigación Especies de Espacios, 2017). Entre sus publicaciones se encuentran Verde: el color de la catástrofe, de la editorial Pontificia Universidad Javeriana, donde colaboró con un ensayo acerca de su investigación “Primera Piedra”.
«Ladrillo-Caja»
El objeto ladrillo-caja se creó a partir de un proceso en el cual la pregunta por el habitar y nuestra relación con lo que nos rodea, se ven reflejados en la construcción de espacios. Más allá de tratarse de un manual que poco a poco reflexiona sobre la elaboración en tierra de ladrillos, es un objeto-manual que pretende generar preguntas sobre el habitar. El objeto que es una caja de cartón rectangular alude a la forma del ladrillo, en la cual los dos objetos, ladrillo y caja, logran ser contenedores de materia. Dentro de la caja se hayan diferentes elementos como un manual de instrucciones que a partir del acto de hacer un ladrillo va generando diferentes intuiciones en el proceso de creación, incluye, además, una paleta de colores de las diferentes tierras aptas para la construcción de ladrillos y unos pequeños ladrillos de tierra, para lograr reconocer el material. El ladrillo como símbolo de construcción, es un objeto que dentro de su proceso de elaboración, logra crear espacios de diálogo con el material, con el tiempo que toma fabricarlo, y con el reconocimiento del territorio y el lugar en el que nos encontramos. El resultado no debe verse reflejado en el objeto del ladrillo y tampoco debe ser el fin de este ladrillo-caja, es tan solo un intento de reflexión del proceso en sí mismo, que quiere crear un experiencia a partir del territorio y de reconocimiento a nosotros mismos como seres que habitan el mundo.